Esos recursos pueden ser utilizados para fortalecer reservas internacionales, e incluso, apoyar el presupuesto

CIUDAD DE MÉXICO.- México analiza la posibilidad de ampliar el uso de los recursos de la Línea de Crédito Flexible (LCF) que tiene abierta con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que se renovará en noviembre próximo, declaró Arturo Herrera, secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

En conferencia de prensa, el funcionario explicó que en las reuniones del FMI y del Banco Mundial de la semana pasada, una de las conversaciones que tuvo con estas instituciones fue referente a la Línea de Crédito Flexible.

“Pensamos que valía la pena explorar y tendremos que tener conversaciones con el Banco de México, de si se puede ampliar el posible uso de los recursos y en esa medida es algo que acordamos que iremos realizando en los próximos meses.

Estas líneas de crédito flexible son aprobadas por dos años, el último año donde hubo una aprobación entera fue en el 2019, de tal forma que en noviembre de este año queda la revisión del tamaño y de su utilización”, puntualizó el secretario.

La línea de crédito que tiene aprobada México con el FMI es por 61,000 millones de dólares, recursos que podrían ser utilizados para fortalecer reservas internacionales e incluso, apoyar el presupuesto dada a la flexibilidad que tienen las reglas del instrumento.

México no ha utilizado la LFC pero, por ejemplo, Colombia sí. En diciembre, ante la crisis económica por la pandemia utilizó 5,400 millones de dólares de su crédito para responder a mayores necesidades de financiamiento ante la propagación del Covid-19.

Respecto a los Derechos Especiales de Giro (DEG), sobre los cuales, en conjunto con Argentina, México solicitó un mayor acceso a los países de ingresos medios, Herrera indicó que el país no tiene la necesidad de hacer uso de éstos.

“La idea de impulsar este mecanismo era sobre todo para otros países, es decir no tenía que ver con nosotros, pero lo apoyamos, y respaldamos claramente la postura que Argentina tenía en ese sentido”, declaró.

Por otro lado, Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda, indicó que es posible que no haya un remanente por parte del Banco de México (Banxico) al gobierno ante la apreciación del peso frente al dólar. Recordó que si bien en algún momento el tipo de cambio superó los 25 pesos por dólar el año pasado, al cierre se encontró entre 20.5 y 21 pesos.

“Aunque no haya remanente, tanto el sector público como el gobierno federal, terminan ganando más por la apreciación del tipo de cambio. Hay que recordar que la base de las reservas es menor que la base de la deuda pública, por lo tanto ganamos más en la revaluación de la deuda hacia abajo a que si nos dieran remanentes”, dijo.

El año pasado, ante la depreciación del peso frente al dólar, algunos analistas apuntaron que el banco central podría tener un remanente de alrededor de 500,000 millones de pesos; sin embargo, esa cifra se ha ido ajustado ante la apreciación que la moneda nacional registró al cierre del año.

De acuerdo con la ley, de haber un remanente la institución central deberá entregarlo al gobierno en abril del siguiente año. El uso de estos recursos será para fortalecer la posición financiera del gobierno y garantizar la reducción de la deuda pública.

En este sentido, al menos 70% deberá ir para amortizar la deuda pública, mientras que 30% restante se puede destinar al Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) o a incrementar activos que fortalezcan la posición financiera del gobierno.   

Al ser cuestionado sobre el impulso que tendrá el plan de estímulos de Estados Unidos, Arturo Herrera explicó que si bien la economía mexicana está relacionada con la del país vecino del norte, los pronósticos que realiza la dependencia no dependen de este plan.

“La economía mexicana tiene una correlación altísima con la economía de Estados Unidos, (pero) nuestros pronósticos no depende del plan de estímulo de Estados Unidos. Hay que tomar con un granito de sal el plan”, dijo Herrera. Este año, Hacienda modificó al alza su expectativa de crecimiento del PIB de 4.6 a 5.3 por ciento.