En  mi infancia, mis papás me traían a Ensenada, e íbamos a un restaurante que se llama "El Charro"; él agarraba los mariachis, de ahí me gustó la música y en mi tiempo libre, cuando no me juntaba con mis amigos, me encerraba a cantar en mi cuarto.

Yo vengo de una familia mexicana, mi papá es de  Ensenada, mi mamá de Jalisco, me llamo Ricardo, tengo 31 años, y cuatro de sobriedad, de total abstinencia.

Recuerdo que en  mi infancia, mis papás me traían a Ensenada, e íbamos a un restaurante que se llama "El Charro"; él agarraba los mariachis, de ahí me gustó la música y en mi tiempo libre, cuando no me juntaba con mis amigos, me encerraba a cantar en mi cuarto.

Desde niño viví en Estados Unidos, en San Pedro. Tenía 13 años cuando conocí la marihuana, yo me crie en una vecindad muy pobre, ahí conocí a mis amigos, que me dieron mi primer porro; aunque ya tengo muchos años que no tengo ningún tipo de contacto con ellos.

Estaba en Estados Unidos, cuando  comencé con la marihuana en la vecindad, yo me empecé a juntar con personas mayores, me gustó, me sentía sin problemas, sin preocupaciones, no me daba cuenta que era el inicio de la autodestrucción, no veía el dolor que le causaba a mis padres, sobre todo la confusión que le causaba a mi padre.

En la droga la vida es muy recia, porque no le ponía atención a lo fuerte es. Llegué a caer a la cárcel por peleonero, me gustaban los golpes, llegué a cumplir 19 meses en el condado de Los Ángeles, luego estuve en otras hasta terminar en Old Folson; ahí me aventé un año tres meses y de me enviaron para acá.

Tenía 19 años cuando me deportaron y me vine a Ensenada, desde el 2008 estoy cumpliendo mi sentencia de 10 años de deportado, ya estoy esperando mis papeles.

Cuando me deportaron, eran las 10 de la mañana y a Tijuana llegué a la 1 de la mañana, fue un día completo de viaje. Yo llegué sin dinero, sin conocer a nadie, solo recordaba las tiendas alrededor de la vecindad de una tía.

Tengo 5 hermanos, yo soy el más chico. Mis hermanos mayores tenían sus familiar y no los escuchaba, ahora me arrepiento, al ya estar limpio, comprendo todo lo que ellos me decían. Estoy en una recuperación, me siento bien estando en abstinencia, pues me di cuenta que no era la manera apropiada de llegar a una parte con el uso de la droga, ahora me apoyan, me dicen “sigue adelante, te queremos”, siento el apoyo de mi familia.

Ya tengo cuatro años sobrio, limpio, estando en el centro, encontré una relación fraternal con mis padres, los veo cada 3 semanas, es cuando pueden venir a Ensenada, ya este año regreso para el “otro lado”, ya se cumplieron los 10 años y estoy muy emocionado de estar de nuevo con ellos, ya con una mentalidad mas clara y limpia.