Un avance forense que podría cambiar la manera en la que vemos la criminología. La idea es regresar el tiempo por unos momentos, haciendo que los cuerpos momificados regresen al estado en que se encontraban justo después de morir.


El reportero de VICE describe su perfil como impactante. No es una muerte más de las miles que han ocurrido en Ciudad Juárez. No, al menos su final fue distinto, tanto, que parecen volverlo de la muerte para saber quién fue.

Según los forenses, él murió hace dos años, víctima de un atropellamiento. Que lo dejaron morir desangrado en un camino polvoso de esa ciudad fronteriza de 1.5 millones de habitantes. El accidente le hizo un hoyo en la frente, según lo que escribe el reportero Brian Anderson de VICE, y que a continuación dejamos integro.




Foto y texto: Brian Anderson/VICE



De donde estoy, frente a una mesa forense donde el cuerpo está acostado, puedo ver su cerebro.

Si no me hubieran dicho nada, podría decir que aún hay algo de vida en este hombre.

Han pasado 120 horas desde que el doctor Alejandro Hernández Cárdenas se puso a trabajar. Fue hace 120 horas que Hernández Cárdenas, un dentista local que pasa su tiempo practicando, dando clases de odontología forense en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, e identificando a las víctimas no identificadas del Laboratorio Forense de Juárez, sumergió el cuerpo retorcido y seco en lo que llama el “Jacuzzi”.

La tina transparente contiene 60 galones de una fórmula química desconocida –qué Hernández llama la salsa secreta—que rehidrata los cuerpos para ser identificados. Rastreamos a esta víctima, un hombre mayor cuyo cuerpo escogió Hernández personalmente de los refrigeradores municipales.

En el camino, el doctor y su equipo catalogaron todos los rasgos característicos de la víctima, como sus cicatrices, lunares, heridas, que reaparecieron con el método de Hernández Cárdenas. Y ahora preparan las manos revividas de la víctima para identificar sus huellas dactilares.

Con esas huellas, junto con la evidencia de sus rasgos característicos, esperamos descubrir quién fue este hombre. O al menos esa es la idea.

Es un avance forense que podría cambiar la manera en la que vemos la criminología. La idea es regresar el tiempo por unos momentos, haciendo que los cuerpos momificados regresen al estado en que se encontraban justo después de morir.

Cuando mueres, tu cuerpo pasa por siete etapas de descomposición. La técnica de Hernández supuestamente invierte dos de esas etapas, regresando el cuerpo a su antiguo estado. Está la quinta etapa, o putrefacción, cuando las proteínas de tu cuerpo se rompen al punto que tus músculos y tu tejido se pudre. Y luego está la sexta etapa, o descomposición, en donde los restos de agua se secan. En el desierto árido y ventoso que rodea Juárez, tu cuerpo se convierte rápidamente en una momia.

Ahí es donde entra la técnica con patente pendiente de Hernández Cárdenas. Nos dice que una sumergida en su infusión puede revelar la identidad de la víctima, e incluso su causa de muerte.

Ha pasado dos décadas trabajando en su técnica, empezando por los dedos, luego las orejas, manos, brazos, cabezas, hasta que un día la oficina de investigación criminal le preguntó por qué no hacerlo con el cuerpo completo.

Eso fue en 2008. Hernández Cárdenas ahora es una pequeña celebridad en el mundo de la ciencia criminal. Ha hecho cientos de rehidrataciones a partes del cuerpo, y hasta hoy ha sumergido una docena de cadáveres en su Jacuzzi. Espera que su infraestructura llegue a una mayor escala para resolver crímenes e identificar víctimas más allá de México, cobrando 60 dólares por los químicos para rehidratar un cuerpo completo.

¿Qué lleva tu solución?

“Agua”, me dice mientras sonríe.

Nadie sabe bien que lleva, o cómo funciona. Hernández Cárdenas es cuidadoso de no revelar cosas específicas de su truco. Si se aprueba su petición de patente, podría convertirse en el padre de una nueva era en la medicina forense además de ganar algo de dinero. Todo lo que sabemos es que su solución es supuestamente “agua”.



Dicho eso, cabe aclarar que no está solo. En 2005, científicos forenses estadunidenses en la Universidad de Mississippi patentaron una técnica similar, para rehidratar la punta de los dedos para hacer huellas dactilares.

Esta técnica PCMOE, como es llamada, usa hidróxido de sodio, un compuesto cáustico conocido comúnmente como lejía. Es una danza sutil, según Bruce Anderson, el antropólogo forense que ha estado afinando la técnica durante la última década. El hidróxido de sodio infla el dedo o la mano hasta cierto punto, antes de disolverla por completo. Si dejas demasiado tiempo el dedo o la mano en el hidróxido de sodio la evidencia desaparece.

Es el riego que corres. Debes reconocer cuando es suficiente y hay que sacar el dedo o la mano, secarlo ponerle tinta e imprimirlo.

El hidróxido de sodio podría ser un factor en el proceso de Hernández Cárdenas. Pero esa sólo es una suposición fundamentada. Cuando le pregunté a Anderson si su laboratorio en Tucson planeaba hacer rehidratación de cuerpos completos en algún momento, ya sea en hidróxido de sodio o algo más, expresó algunas reservas.

“Logísticamente, es muy difícil”, me dijo Anderson. “No creo que lleguemos a ese punto”.

Desde el punto de vista de Anderson, a menos que estés buscando lunares, cicatrices o tatuajes, no tiene sentido bañar un cuerpo entero en lejía. Además, continuó, “no tenemos espacio para poner contenedores del tamaño de tinas para 20, 30 o 40 personas que podrían sacar provecho de esto”. Me dijo que no conoce ninguna oficina forense en Estados Unidos que haga rehidrataciones de cuerpo completo.

La doctora Elizabeth Gardner, una investigadora forense en la Universidad de Alabama-Birmingham, corroboró esa afirmación. Pero nos contó de cuando vio el proceso de Cárdenas.

“Fue impresionante. Se veía como un cuerpo relativamente fresco”, recordó Gardner. “Creo que hace un gran trabajo”.