“Le tengo cariño y agradecimiento al hospital, aunque no me siento con la obligación de pagar una deuda; sólo son ganas de contribuir y ayudar a los demás”, asegura Mitzi Abihail, joven practicante de Enfermería.

Lucía Gómez Sánchez/ HIPTEX

Los mismos pasillos del Hospital General que recorrió de niña como paciente de cáncer infantil, ahora los anda como practicante de Enfermería. La meta de Mitzi Abihail es especializarse como enfermera de Oncología Pediátrica.

Aún no sabe qué les dirá a los niños que atienda, cómo los motivará a salir adelante y siente nervios y emoción cuando se encuentra al personal médico que la ayudó a vencer el cáncer infantil; sin embargo, está segura de que le gusta ir al Hospital General de Tijuana.

“Me gusta venir y estar aquí”, declara la joven tijuanense de 21 años que afirma no encontrar palabras de aliento para niños que enfrentan cáncer y que pasan largos periodos de hospitalización como los que vivió ella.





Aún tiene mucho tiempo para pensar en ellas. Apenas cursa el cuarto semestre de Licenciatura en Enfermería en UABC Valle de las Palmas, por lo que le restan dos años de carrera, uno de Servicio Social más el tiempo de la especialidad.

“No están solos, van a recibir la ayuda necesaria. Y si le echan ganas todo se puede”, agrega Mitzi Abihail Cabañas Moreno, después de pensar su mensaje un momento.

Sostiene que el Linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer infantil que le diagnosticaron cuando estaba por cumplir 10 años de edad, en parte le marcó la vida, pero su enfermedad sólo ayudó a definir la decisión de su futuro profesional, porque siempre había pensado en ser enfermera o maestra.





“Le tengo cariño y agradecimiento al hospital, aunque no me siento con la obligación de pagar una deuda; sólo son ganas de contribuir y ayudar a los demás”, refiere sobre la razón de elegir el nosocomio como sede de sus prácticas profesionales.

Le da gusto que las instalaciones del área donde pasó parte importante de su tratamiento como niña con cáncer, hayan mejorado tanto. Que ahora exista todo un piso para los pequeños pacientes y no cinco camas por cuarto como cuando a ella le tocó internarse.

Entre sus recuerdos de esa etapa, en la que nunca vivió depresión ni tristeza, sino sólo momentos de miedo que superaba al lado de su mamá, está el del día que recibió el diagnóstico.

Sabe que era el 17 de junio, aunque ya olvidó el año, pero no hace más de 11. Fueron a Oncología Pediátrica del Hospital General y se encontraron al oncólogo Mario Alberto Ornelas Sánchez, que ya iba de salida. Su mamá habló con él y ese mismo día Mitzi quedó hospitalizada.

Ornelas Sánchez actualmente es el jefe de Oncohematología Pediátrica en el Hospital General de Tijuana. Ya lo era hace unos años, cuando el entonces gobernador José Guadalupe Osuna Millán, anunció una inversión millonaria para habilitar un piso especial y totalmente remodelado para niños con cáncer en el nosocomio.

Cuando todavía tenía 9 años de edad, Mitzi sobrellevó siete meses de tratamiento contra Linfoma de Hodgkin; incluyó hospitalización de 30 días, 12 sesiones de quimioterapia y algunas de radiación, pero a diferencia de niños con Leucemia, ella no necesitó múltiples transfusiones de sangre. Tampoco perdió el cabello.

“Al principio casi no tuve síntomas, pero dormía mucho y comía poco; batallaban para canalizarme porque tenía las venas muy lastimadas, pero me acostumbré”, define eso como lo más difícil de la época.

Una vez el cuello le amaneció inflamado del lado izquierdo y después de recorrer consultorios de Centros de Salud y farmacias su mamá la llevó al Hospital Infantil de las Californias, tras una campaña en un Centro Comunitario donde la orientaron.

En esa institución le hicieron un ultrasonido y la canalizaron al Hospital General de Tijuana, donde quedó internada inmediatamente. Habían pasado alrededor de dos semanas desde el primer síntoma. (lgs)