El galardón recompensa a Mohammadi, que está en prisión en su país, “por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha para promover los derechos humanos y la libertad para todos”
OSLO, SUECIA.- La activista y periodista iraní Narges Mohammadi recibirá el Premio Nobel de la Paz 2023 por su lucha por los derechos de las mujeres en Irán, anunció este viernes el Comité Nobel noruego, con sede en Oslo.
El galardón recompensa a Mohammadi, que está en prisión en su país, “por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha para promover los derechos humanos y la libertad para todos”.
El comité noruego declaró que el premio “también reconoce a los cientos de miles de personas que se han manifestado contra las políticas de discriminación y opresión del régimen teocrático contra las mujeres”.
La “valiente lucha” de Mohammadi, continuó el comité, “ha tenido enormes costos personales. El régimen iraní la arrestó 13 veces, la condenó cinco veces y la condenó a un total de 31 años de prisión y 154 latigazos. Mohammadi sigue en prisión”.
Mohammadi, que está cumpliendo una condena de 16 años de cárcel en Evin, recibió este año el premio Guillermo Cano a la Libertad de Prensa de la Unesco y en 2022 ganó el Premio al Valor de Reporteros sin Fronteras (RSF).
Mohammadi, que ha trabajado durante años para diversas publicaciones, es también vicedirectora de la ONG Centro de Defensores de los Derechos Humanos en Teherán.
Incluso desde la cárcel, Mohammadi ha informado sobre la “lamentable” situación de los presos en Irán, ya que ha escrito decenas de artículos desde allí, y ha sido maltratada y torturada a pesar de sufrir problemas cardíacos, según destacó RSF cuando anunció su distinción.
El de la Paz es el quinto de los galardones anunciados hasta ahora, después de los de Medicina, Física, Química y Literatura, y sucede al otorgado en 2022 al bielorruso Ales Bialiatski y las organizaciones rusa Memorial y la ucraniana Center for Civil Liberties.
El Nobel a Mohammadi, un revés para el Gobierno iraní
La concesión del Premio Nobel de la Paz este viernes a la encarcelada activista por los derechos de la mujer Narges Mohammadi supone un revés para el Gobierno de Irán, que ayer mismo acusó a Occidente de hipocresía por mostrar “una insincera preocupación por las iraníes”.
El anuncio del prestigioso galardón se produce en medio de una nueva polémica en el país persa por la hospitalización en coma de una joven tras sufrir un supuesto altercado con las autoridades del metro de Teherán por no llevar el velo.
El Comité Nobel noruego anunció este viernes la concesión del prestigioso galardón a Mohammadi “por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha para promover los derechos humanos y la libertad para todos”.
El Nobel vinculó además el activismo de Mohammadi con las protestas desatadas el año pasado tras la muerte bajo custodia policial de la joven Mahsa Amini, tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico.
“El lema adoptado por los manifestantes -“Mujer, vida, libertad”- expresa de manera acertada la dedicación y el trabajo de Narges Mohammadi”, indicó el comité noruego.
El Gobierno de Irán guarda silencio por el momento ante la concesión del premio a una mujer que mantiene desde hace años entre rejas por su lucha contra la pena de muerte, el aborto o el velo obligatorio.
Su activismo le ha costado a Mohammadi 13 detenciones y cinco condenas por un total de 31 años de prisión y 154 latigazos. No ha visto crecer a sus dos hijos, que viven en París, y ha pasado largas temporadas en confinamiento solitario.
La periodista y activista cumple en estos momentos una pena de prisión de 10 años por “la difusión de propaganda contra el estado”.
Un día antes del anuncio del Nobel, las autoridades iraníes acusaron a países occidentales de mostrar una falsa preocupación por las mujeres iraníes a raíz del incidente de la joven del metro.
“En lugar de hacer comentarios intervencionistas y parciales, y expresar una insincera preocupación por las mujeres y niñas iraníes, deberíais preocuparos por el personal médico y los pacientes de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido”, dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí.
Kananí respondía así a las críticas internacionales por la hospitalización desde el domingo de Armita Garavand tras sufrir un supuesto altercado con las autoridades del metro de la capital por no llevar el velo.
Garavand, de 16 años, se desmayó en uno de los vagones del metro de Teherán, donde se encontraba con dos amigas, todas ellas sin velo, según vídeos difundidos por medios estatales, que no han mostrado imágenes de lo que ocurre dentro del vagón.
La joven se encuentra ingresada en coma en el Hospital Fajr, perteneciente a las Fuerzas Aéreas, desde entonces.
El caso de Garavand guarda paralelismos con la muerte de Amini hace poco más de un año, que provocó fuertes protestas que solo se apagaron tras una fuerte represión que causó 500 muertos.
Mohammadi, una indómita luchadora por los derechos de la mujer iraní
La periodista Narges Mohammadi lucha desde hace tres décadas por los derechos de la mujer en Irán, una indómita labor que le ha costado años en prisiones y recibir hoy encarcelada el Premio Nobel de la Paz.
Una de las más importantes activistas por los derechos humanos en el Irán de los ayatolás, Mohammadi recibe el prestigioso galardón en la prisión Evin, donde cumple una condena de 10 años por “la difusión de propaganda contra el estado”.
Mohammadi, de 51 años, ha vivido las últimas décadas entrando y saliendo de prisiones iraníes por su constante lucha contra algunos de los pilares de la República Islámica, como son la pena de muerte, el aborto o el obligatorio velo.
Las encarcelaciones no le han impedido sin embargo continuar su lucha tras los barrotes, desde donde ha escrito artículos, fomentado la desobediencia civil y dado su apoyo a las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini en 2022.
La activista nació en la norteña ciudad de Zanjan en 1972 en el seno de una familia de clase media, hija de un cocinero y agricultor.
Estudió Física y trabajó como ingeniera, pero enfocó su carrera al periodismo y pronto comenzó a colaborar con grupos de la sociedad civil para trabajar por los derechos de las mujeres y las minorías.
Esas inquietudes políticas la llevaron a unirse al Centro de Defensores de los Derechos Humanos, grupo fundado por la abogada iraní Shirin Ebadi, Nobel de la Paz en 2003, y centrado en la abolición de la pena de muerte.
Su activismo le ha costado 13 detenciones y cinco condenas por un total de 31 años de prisión y 154 latigazos. En estos momentos la Judicatura iraní tiene abiertos tres procesos más contra ella.
Su marido, Taghi Rahmani, ha pasado 14 años entre rejas, también por su activismo, y vive exiliado en París, con sus hijos gemelos, que no ven a su madre desde hace años.
Su valentía ha valido a Mohammadi numerosos reconocimientos, como el Premio al Coraje de Reporteros Sin Fronteras de 2022 o el premio de la Unesco Guillermo Cano a la Libertad de Prensa el año pasado.
“Narges Mohammadi ha sido una indómita voz contra la represión del Gobierno iraní a pesar de ser uno de sus más perseguidos objetivos”, dijo de ella Kenneth Roth, el director de Human Rights Watch entre 1993 y 2022.
El Premio Nobel, con sede en Oslo, recompensa a Mohammadi “por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha para promover los derechos humanos y la libertad para todos”.
El comité noruego declaró que el premio “también reconoce a los cientos de miles de personas que se han manifestado contra las políticas de discriminación y opresión del régimen teocrático contra las mujeres”.
El Nobel reconoce así también a los miles de personas que se echaron a las calles iraníes para pedir más libertades tras la muerte de Mahsa Amini, tras ser detenida por la llamada policía de la moral en septiembre de 2022.
Los manifestantes pedían el fin de la República Islámica en unas protestas que se apagaron tras una fuerte represión estatal que causó 500 muertos, miles detenidos y en las que fueron ejecutadas siete personas.