Durante muchos años fue el restaurante referente de la comida china en el puerto, antes de que se hicieran comunes los lonches y bufetes de comida oriental. Los nuevos propietarios remodelarán el edificio.

ENSENADA.- En su mejor época, hace ya unos 20 años, el restaurante Muy Lam fue el referente de la comida china en Ensenada. Ubicado en una de las esquinas más transitadas de la ciudad, Reforma y Diamante, sus clientes se contaban por cientos todos los días.

Sus dos pilares de ladrillo, un tejado chino sostenido por dos tubos circulares y 10 pequeños escalones conducían a las puertas principales de color rojo con relieve en forma de círculos amarillos y arriba dos letras chinas.

Al ingresar, una pequeña antesala y enseguida otras dos puertas con ventanas circulares que permitían ver el interior del restaurante; lo caracterizaban grandes peceras que adornaban el lugar.




Tiempo después vino la debacle y el propietario Gabriel Lee decidió rentar el lugar. Nunca fue lo mismo hasta que hace algunos años finalmente el restaurante renombrado Mingxuan cerró sus puertas. El edificio quedó abandonado, convertido en picadero y casi en ruinas.

Ahora, Gabriel Lee (uno de los tres propietarios originales) ha vendido el terreno y los nuevos propietarios, inversionistas de Monterrey, acaban de ingresar a la Dirección de Administración Urbana y Ecología el trámite de demolición del edificio.

Fuentes del propio Ayuntamiento revelaron que el proceso de demolición ya comenzó al interior del edificio, con el fin de remodelarlo, aunque hasta el momento se desconoce el proyecto a realizar.



EL MUY LAM INICIÓ EN LA RUIZ

El restaurante Muy Lam tuvo sus inicios sobre la calle Ruiz, entre Tercera y Cuarta, donde ahora se ubica un negocio de venta regalos y envolturas.

Años después Gabriel Lee compró la esquina de Reforma y Diamante para construir el nuevo restaurante, donde tuvo su auge.

EL CAFÉ ENSENADA, ANTES DEL MUY LAM

Lee inició en el negocio de la comida con el extinto Café Ensenada, ubicado sobre la calle Segunda, entre Ruiz y Gastélum, ahora convertido en un salón de bailes.

El desayuno insignia del Café Ensenada eran sándwiches con chuleta ahumada; “inconfundibles, riquísimos”, remembró una ensenadense de aquella época.