En una operación sin precedentes, Israel bombardea instalaciones nucleares y militares en Irán; Teherán responde con misiles y drones. El mundo observa con preocupación el aumento del riesgo de un conflicto regional

En las primeras horas de este viernes, Israel ejecutó una operación militar de gran envergadura contra Irán, dirigida a neutralizar lo que calificó como “amenazas existenciales” provenientes del programa nuclear iraní.

La ofensiva, bautizada como “Operación León Ascendente”, movilizó cerca de 200 cazas y misiles de precisión, que alcanzaron alrededor de 100 objetivos estratégicos, incluidos los complejos nucleares de Natanz y Fordow, además de centros de comando del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI). Fuentes en Teherán confirmaron la muerte de varias figuras clave, entre ellas los comandantes Hossein Salami y Mohammad Bagheri, así como científicos vinculados al desarrollo nuclear.

La respuesta de Irán no se hizo esperar. El gobierno persa lanzó cerca de 100 drones y misiles balísticos contra objetivos israelíes, intensificando el temor de que la crisis derive en un enfrentamiento regional abierto. Hasta el cierre de esta edición, los sistemas de defensa israelíes habían interceptado gran parte de los proyectiles, aunque se reportaron daños menores en algunas localidades del centro del país.

El ataque y la posterior represalia llevaron al cierre del espacio aéreo en Israel, Jordania, Siria e Irak, afectando seriamente las operaciones de aerolíneas comerciales y disparando el precio del petróleo hasta en un 14 % en los mercados internacionales. Las principales bolsas globales operaron a la baja, reflejando el nerviosismo de los inversores ante un posible conflicto prolongado en Oriente Medio.

Las reacciones diplomáticas no se hicieron esperar. Naciones Unidas convocó a una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad, mientras Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia instaron a ambas naciones a cesar las hostilidades y reabrir canales de diálogo.