Empresas como Ebb Carbon y Planetary Technologies lideran el desarrollo de técnicas para revertir la acidificación del océano mediante aumento alcalino. Mientras las inversiones crecen, expertos advierten sobre posibles riesgos ecológicos y la falta de regulación internacional

En la carrera por mitigar los efectos del cambio climático, una nueva solución tecnológica ha comenzado a ganar terreno en el ámbito científico y empresarial: la geoingeniería marina. En particular, la técnica del aumento alcalino del océano —que busca reducir la acidificación provocada por las emisiones de CO₂— está siendo desarrollada por compañías como Ebb Carbon y Planetary Technologies.

La estrategia consiste en añadir minerales alcalinos al agua del mar para neutralizar el exceso de acidez. Esto no solo mejora la salud del ecosistema marino, sino que también permite que los océanos capturen más dióxido de carbono, contribuyendo así a frenar el calentamiento global.

Desde su aparición en 2022, el mercado del aumento alcalino ha experimentado un crecimiento exponencial: de £41 millones en 2022 a £1.9 mil millones en 2024, y se estima que alcanzará los £37 mil millones en 2030. Empresas tecnológicas como Microsoft ya han comenzado a financiar estas iniciativas como parte de sus compromisos climáticos.

Sin embargo, la comunidad científica permanece dividida. Muchos expertos señalan que el impacto ecológico a largo plazo aún es incierto, especialmente si el pH del agua se altera más de lo previsto. “Estamos experimentando a gran escala con el mayor ecosistema del planeta sin conocer del todo las consecuencias”, alertó la oceanógrafa Jane Williamson, de la Universidad de Sydney.

Además, los marcos regulatorios actuales no están preparados para este tipo de intervenciones. En ausencia de supervisión internacional, algunos especialistas temen que estas tecnologías puedan ser explotadas sin el suficiente respaldo científico.

Pese a ello, los defensores argumentan que, ante la urgencia climática, es necesario explorar todas las opciones disponibles. “No estamos hablando de una bala de plata, pero sí de una herramienta poderosa dentro de un arsenal más amplio de soluciones”, explicó Ben Tarbell, CEO de Ebb Carbon.

El debate sobre la geoingeniería marina está lejos de cerrarse, pero su avance revela una tendencia creciente: el cruce entre innovación tecnológica, emergencia ambiental y la necesidad de actuar, incluso en aguas poco conocidas.