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Hallan evidencias de antiguas aguas subterráneas en Marte que amplían su potencial de habitabilidad
Un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Nueva York en Abu Dabi revela que corrientes subterráneas modelaron el subsuelo marciano en el cráter Gale, lo que sugiere que el planeta rojo pudo mantener condiciones habitables mucho después de la desaparición de sus ríos y lagos superficiales
Formaciones rocosas en el cráter Gale podrían haber sido moldeadas por antiguas corrientes subterráneas, según un nuevo estudio de la Universidad de Nueva York en Abu Dabi.
Marte podría haber albergado vida por más tiempo del que se creía. Un grupo de científicos de la Universidad de Nueva York en Abu Dabi (NYUAD) identificó evidencias de la circulación de agua subterránea en el cráter Gale, uno de los sitios más estudiados por los rovers de la NASA.
El hallazgo indica que, tras el periodo en que el planeta tuvo ríos y lagos en su superficie, aún persistieron corrientes subterráneas capaces de transformar antiguas dunas de arena en formaciones rocosas. Este proceso, conocido como cementación, habría creado ambientes protegidos y potencialmente favorables para la vida microbiana.
Según los investigadores, los minerales detectados —entre ellos yeso y sulfatos— son clave para entender cómo el agua interactuó con los sedimentos. Además, estos compuestos podrían haber preservado rastros químicos o biológicos de posibles organismos antiguos.
El estudio, publicado por el equipo de NYUAD en colaboración con agencias internacionales, redefine la cronología del Marte habitable, al extender el tiempo en que el planeta pudo ofrecer condiciones aptas para la vida más allá de su superficie.
“Estos resultados sugieren que la historia hídrica de Marte fue más prolongada y compleja de lo que imaginábamos”, explicó la doctora Nandita Madhusudhan, autora principal del estudio. “El agua subterránea pudo haber proporcionado un refugio estable frente a la radiación y las bajas temperaturas”.
Las conclusiones también orientan futuras misiones a buscar señales de vida no solo en antiguos lechos fluviales, sino en estructuras geológicas asociadas a filtraciones subterráneas, donde las condiciones habrían sido más estables durante millones de años.
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