Trump firmó decreto para reducir impacto de aranceles al sector automotriz; contempla un reembolso del 15%, hasta el 2026, a fabricantes que terminen el montaje de sus vehículos en EU, y del 10% hasta el 2027
WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continua con su intento de corregir el caos de una guerra comercial marcada por el vaivén y la incertidumbre en la imposición de aranceles, unos volantazos provocados por el miedo y la tensión en los mercados y las quejas de grandes empresas.
La última decisión ha sido el alivio arancelario al sector automovilístico, en un acuerdo con los fabricantes para modificar el arancel del 25% sobre algunas piezas importadas, coincidiendo con la celebración de los primeros cien días de su segundo mandato y a través de una orden ejecutiva.
Según el decreto, si esas partes representan el 15% del valor total de un automóvil montado en EU y el arancel sobre esas piezas es del 25%, el Gobierno federal aplicará un crédito equivalente el 3.75% del valor total del vehículo para los ensamblados desde el 3 de abril de este año hasta el 30 de abril de 2026, y del 2.5% para los montados hasta finales de abril de 2027.
A eso, le sumó otra acción: otra orden ejecutiva para evitar la acumulación de aranceles sobre un mismo producto, que afecta principalmente a ciertos productos canadienses y mexicanos, así como las importaciones de derivados del aluminio y del acero.
La promesa electoral de recuperar las políticas arancelarias de su primer mandato empezó a los pocos días de tomar posesión, el 1 de febrero, cuando firmó las órdenes ejecutivas para tarifar al 25% los bienes de sus vecinos (México y Canadá) y del 10% a los de su principal objetivo en la guerra comercial, China.
México y Canadá, países a los que acusa de no controlar su frontera en sus flujos migratorios ni en los de drogas como el fentanilo, vieron como dos días después Trump pausaba por un mes la ola de aranceles; China respondió con aranceles recíprocos de entre el 10% y el 15%.
Días después llegarían los aranceles del 25% al acero y aluminio –que entraron en vigor un mes después–, y el 13 de febrero llegaría otro gran anuncio: el memorando para imponer “aranceles recíprocos” a los países que gravan productos estadounidenses, con la Unión Europea (UE) entre los principales damnificados.
Los 27 respondieron un día después con la amenaza de una reacción “firme e inmediata” por considerar estos aranceles totalmente “injustificados”.
Marzo empezó con un anuncio de aranceles a las importaciones de productos agrícolas, la entrada en vigor de los aranceles anunciados un mes antes, y la primera marcha atrás: el retraso de un mes de los aranceles al sector automovilístico de México y Canadá, y de los productos canadienses cubiertos por el tratado de libre comercio.
A mediados de mes, la UE impulsó contramedidas valoradas en 26 mil millones de euros, en tarifas a importaciones de EU, un ataque que Trump respondió con la amenaza de tarifar al 200% al vino y al resto de bebidas alcohólicas procedentes de la UE, en represalia por los planes de Bruselas de gravar las importaciones de whisky estadounidense.
La Comisión Europea aplazó esa tanda de aranceles para abrir vías de negociación.